Reseña | El viento comenzó a mecer la hierba de Emily Dickinson
Título: El viento comenzó a mecer la hierba
Autor: Emily Dickinson
Páginas: 112
Editorial: Nórdica libros
Precio: 16.50 €
Emily Dickinson fue una mujer inteligente, rebelde y culta que, en su encierro voluntario en la habitación de su casa en Amherst, construyó una de las obras más sólidas de la literatura universal.
Como señala Juan Marqués en la presentación, sus poemas «además de ser escritos, en principio, exclusivamente para la inmensa minoría de sí misma, fueron, a un tiempo, complicadísimos y simples, alegres y tristes, transparentes y enigmáticos. Son poemas que acompañan y ayudan a vivir a quien los lee, que enseñan a observar mejor, que obligan a ser más compasivo».
Aunque su obra es muy extensa, hemos preferido editar un libro pequeño, íntimo, dickinsoniano, para lo que ha sido fundamental la visión poética de las ilustraciones de Kike de la Rubia.
Como señala Juan Marqués en la presentación, sus poemas «además de ser escritos, en principio, exclusivamente para la inmensa minoría de sí misma, fueron, a un tiempo, complicadísimos y simples, alegres y tristes, transparentes y enigmáticos. Son poemas que acompañan y ayudan a vivir a quien los lee, que enseñan a observar mejor, que obligan a ser más compasivo».
Aunque su obra es muy extensa, hemos preferido editar un libro pequeño, íntimo, dickinsoniano, para lo que ha sido fundamental la visión poética de las ilustraciones de Kike de la Rubia.
Encontrarte con Emily Dickinson es recuperar la intimidad con tu yo más profundo. Cuando nos vemos atrapados por el estrés y las prisas ella nos recuerda que, a veces, en lo más simple está lo más importante.
Su poesía surgió de su retiro voluntario, en la soledad buscada. Es considerada una de las poetas fundacionales de la literatura de Estados Unidos. Su nombre es tan alabado como el de Edgar Allan Poe o el de Walt Whitman. Hoy podemos disfrutar de su obra, sin embargo, en vida solo público unos pocos poemas. Fue su hermana la que descubrió toda su producción tras su fallecimiento.
De esa introspección nace una obra muy pura y transparente. En apariencia sencillos, sus versos esconden una profundidad inmensa. Es necesario leerlos varias veces para captar toda su intención. En El viento comenzó a mecer la hierba la poesía es acompañada por las ilustraciones de Kike de la Rubia. La atmósfera intimista se ve reforzada con estos lienzos. La naturaleza que refleja nos transporta por completo por las palabras de Emily Dickinson.
En lo cotidiano encierra las emociones más complejas. El sufrimiento y la esperanza se ven unidas, también el miedo y el amor. El deseo con las expectativas y la naturaleza con la libertad. Acercarnos a ella es irnos lejos. Nos introducimos en un mar en el que siempre hemos estado sin saberlo. Con Emily Dickinson nos recordamos para poder recuperarnos.