Reseña | Temblor de Rosa Montero
Título: Temblor
Autora: Rosa Montero
Páginas: 251
Editorial: Seix Barral
Agua Fría tiene doce años cuando es obligada a comenzar su aprendizaje para ser sacerdotisa del culto del Cristal. En un mundo desolado y en plena decadencia, deberá vivir su propia iniciación a la madurez, seguir su frágil intuición y transgredir la ley para iniciar un viaje desesperado en busca de su destino, que no es otro que sanar su mundo.
Leo las columnas de Rosa Montero desde que estaba en el instituto. Tenía muchas ganas de conocer su faceta como escritora y con Temblor, al fin, inicio mi acercamiento.
En una novela de 250 páginas caben temas más trascendentales de lo que pudiera parecer a priori. La protagonista, Agua Fría, se va descubriendo así misma a la vez que nos va mostrando su realidad y su mundo. Sus circunstancias la obligan a madurar antes de tiempo. Aparecen otros personajes, pero su participación es muy breve. No sabemos de ellos más que lo que su corta presencia nos permite.
El hilo conductor de Temblor es el miedo al olvido. Uno de nuestros mayores tesoros es la capacidad de recordar, pero la memoria no es infalible. En este caso, su pérdida puede acabar con el mundo. En esta distopía del género fantástico las mujeres tienen el poder y no resulta extraño para nadie. Temblor acaba con los tabús femeninos: la primera regla de la protagonista, por ejemplo, se presenta de manera natural, no como algo a esconder. Sin embargo, nos acaba demostrando que todos los extremos son negativos. Conectando con el feminismo, nos enseña una sociedad en que a las mujeres se les respeta hasta el extremo, ya que ellas son las únicas que pueden alcanzar el poder más alto. Nos muestra que la veneración acaba siendo igual al ostracismo. Presentándonos como sagradas, al final, nos quitas nuestra humanidad, como también vemos en El cuento de la criada.
El colectivo LGTBQI también aparece representado. Igual que en la actualidad son tratados como personas de segunda. Limitados a un extracto social muy definido que no le permite tener contacto con el resto de la sociedad. La opresión se ve de diversas maneras en sus páginas. Reciben su propia crítica el poder y, en cierta manera, la iglesia. Igual que en 1984 el conocimiento se ve relegado a las élites y el resto viven sumidos en un régimen totalitario. En su aventura Agua Fría atraviesa todas esas circunstancias y se va enfrentando a ellas.
Como he mencionado Rosa Montero en su obra nos muestra. Nos da, quizá en conexión con su labor periodística, las situaciones para que seamos nosotros quienes las juzguemos y extraigamos nuestras propias conclusiones y muy variadas enseñanzas. En mi primera lectura suya he encontrado una historia narrada con un estilo sutil, de una gran sensibilidad, que no profundiza del todo y, sin embargo, nos da todo lo necesario para descubrir lo que sucede. En definitiva, voy a seguir leyéndola y no dudo que se cuele entre mis autoras predilectas.