Hespérides | El drago, sangre de dragones en Canarias VI: Arte
Ejemplar de Drago de Canarias | © Pixabay |
Naturalistas de todo el mundo han investigado a los dragos por ser una especie única que crece en un lugar muy determinado. Cronistas y artistas también han tomado este árbol como motivo de inspiración. En las Islas son muchos los ayuntamientos que lo tienen en sus escudos. Alfredo Herrera Piqué en “El árbol del drago iconográfica y referencias históricas” repasó como artísticamente se ha ido representando de sus primeras apariciones hasta llegar a los artistas locales.
La primera muestra conocida del drago es el grabado de Martín Schonghauer (1443-1491), “La huida a Egipto”. Destaca la presencia de una palmera y un drago. Las especies que las rodean son similares a las que se pueden encontrar en las Islas Canarias. Sin embargo, es anterior a la conquista de las Islas por lo que Alfredo Herrera Piqué no puede encontrar evidencias del lugar en el que está inspirada. En un libro editado en Nuremberg en 1493 hay grabado un drago.
En el siglo XVI El Bosco en su “Jardín de las Delicias” incluye un drago.
Contemporáneamente Durero lo añade en una xilografía. En este caso la conquista del archipiélago sí se había completado. Pilar Silva, comisaria de la exposición ‘El Bosco. La exposición del V centenario’ explico a RTVC que en un principio El Bosco no había incluido el drago ni la fuente y que Adán y Eva estaban situados más arriba. “El drago actual oculta la cabeza de ese primer Adán. Esto quiere decir, que el comitente -Engelbert II de Nassau, conde de Nassau, señor de Breda- incorporó este motivo considerándolo como Árbol de la Vida. El Árbol de la Ciencia se sitúa en el plano derecho”, continúa.
La primera ilustración botánica realizada in situ fue realizada por Louis Feuilleé en Tenerife en 1724, según encontró Alfredo Herrera. Era un ejemplar joven de la zona de Bajamar. El drago de la Orotava fue dibujado por F. D'Ozonne en 1776. En esta obra se representa la escalera que llevaba a la mesa y sillas que habían montado en sus ramas. Humboldt la incluyó en su “Atlas pintoresco”. En la “Historia Natural” de Webb y Berthelot se reproduce un drago de autor desconocido. Alfredo Herrera Piqué escribió sobre este: “Es la primera ilustración que presenta detalles botánicos de las flores del drago, con los respectivos pormenores de pétalos, cáliz y corola”. Durante el Siglo XIX, según recoge Alfredo Herrera, J.J. Williams realizó destacadas pinturas precisas sobre el drago de la Orotava para Webb y Berthelot.
Cuando se inventó la fotografía se tomaron las primeras fotos del ejemplar de La Orotava, del de Icod y del de La Laguna, entre otros. Siguen apareciendo otros ejemplos pintados en las memorias de viajes de Olivia Stone y John Whitford. En Siglo XIX Meinsenbach ilustra el drago de Icod para la obra de H. Christ. Otra lámina destacada por Herrera es la realizado por Mary Ann Kunkel.
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