Hespérides | Alexander Von Humboldt, el genio multidisciplinar
Le conocemos como Alexander Von Humboldt pero, en realidad, su nombre completo era algo más largo: Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von Humbold. Nació en Berlín, Alemania, el 14 de septiembre de 1769. Antes de entrar a descubrir sus indagaciones a cerca de Canarias comenzaremos por conocerle a él. Es difícil describir a qué se dedico porque la lista es inmensa. Fue naturalista, filósofo, geógrafo, climatólogo y, sobre todo, viajero y amante de la libertad. De hecho, hoy es conocido como “el padre de la geografía moderna”.
Su nombre no se suele asociar directamente con la ecología, sin embargo, la historiadora Andrea Wulf (autora de La invención de la naturaleza. El nuevo mundo de Alexander Von Humboldt) reclama su lugar también como padre de la ecología moderna. Hace más de 200 años ya él empezó a ver el efecto de la actividad humana en el medioambiente.
“La principal idea que él nos dio fue ver la naturaleza como una red de la vida, como un todo. Básicamente, lo que hoy vemos como un ecosistema, aunque él no utilizaba esa palabra. […] Hasta Humboldt, existía esta idea de que Dios creó la naturaleza para el uso de los hombres. Lo que dice Humboldt es que somos parte de la naturaleza como cualquier animal o planta o trozo de roca. […] Somos una parte y la podemos destruir, pero con ella destruimos el mundo a nuestro alrededor y eso sería catastrófico para nosotros también. Esa es una manera muy nueva de mirar a la naturaleza”, sentenciaba en una entrevista en El País.
El hecho de que naciera en un palacio (el palacio de Tegel, hoy también llamado palacio de Humboldt) ya nos da una idea del poder adquisitivo de su familia. Junto con su hermano desde niño recibió clases con excelentes profesores privados. Desde niño ya se interesaba por la naturaleza. Su paso por la universidad fue prolífico. Estuvo en la Universidad Francfort de Oder, la Universidad de Gotinga, la Escuela de Comercio de Hamburgo y la Academia de Minas de Freiberg.
Prosperó en las minas, primero como asesor del Consejo de Minas de Prusia y en 1793 se le nombra jefe de la región de Fraconia. En 1796 su madre fallece (su padre murió cuando él tenía solo 9 años) y hereda su fortuna. Decide entonces abandonar su cargo y empezar sus investigaciones por el mundo. Aprovechó independencia económica para poder realizar sus viajes y publicar sus investigaciones. Ya en la época universitaria había realizado viajes exploratorios a Inglaterra y París. Entonces partió a Jena con su hermano, donde coincidió con Goethe y Friedrich von Schiller.
En 1799 obtuvo permiso para embarcarse a las colonias españolas de América. Le acompañó Aimé Bonpland, con quien ya había visitado España. Como era normal en las rutas que partían a América hizo escala en Canarias, exploró durante seis días Tenerife y dejó registro de sus hallazgos. En este viaje por América de cinco años de duración estudió la naturaleza, así como a las sociedades que allí vivían. Fue muy crítico con el esclavismo que encontró al partir por Estados Unidos. La colección de muestras que llevó a Europa fue inmensa. Recopila sus hallazgos en los treinta volúmenes que forman su Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente.
En 1805 fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias de Berlín, mientras estaba en París. Volvió a Berlín en 1827 donde se convirtió en uno de los principales consejeros del rey. En 1829, por encargo del zar Nicolás I iría a Rusia. El resto de su vida lo dedicó a escribir Cosmos, una visión global del universo, su gran obra.
Nunca se casó y hoy se ha establecido que era gay, algo que durante muchos años no se comentaba por el tabú que había sobre la homosexualidad. Dedicó toda su vida a la ciencia, su gran amor. Sin embargo, sí que tuvo grandes amigos científicos. Allá donde iba los buscaba y se interesaba por sus estudios. Les ayudaba económicamente o dándoles parte de su colección de muestras para que se pudieran explorar desde diferentes ámbitos.
Charles Darwin y él sentían admiración mutua, sin embargo, para cuando Darwin publicó El origen de las especies él ya había fallecido (tan solo siete meses antes). Murió el 6 de mayo de 1859. Fue enterrado en el parque del palacio en el que se crio.
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