Leyenda guanche: aparición de la Virgen
Procesión de la Virgen de La Candelaria en su festividad del 2 de febrero |
Un día dos pastores al volver de pastar a los animales, se dieron cuenta que al llegar a un punto de Güimar los animales no querían avanzar. Fueron a comprobar qué es lo que sucedía y se encontraron con la figura de una mujer con un niño en brazos. Intentaron avisarle para que les dejaran pasar, pues pensaron que estaba viva, pero al levantar uno el brazo este se le quedó paralizado. El otro intentó herirle y en su lugar se hirió a sí mismo. Tras esto, fueron a contarle lo sucedido al mencey Acaymo quien ordenó a los dos que la habían encontrado trasladarla. Al tocarla las heridas de estos quedaron sanadas. A partir de entonces se adoró a la imagen que había aparecido como la diosa Chaxiraxi, la diosa Madre. Al niño se le dio el nombre de Chijoraji.
Fue conocida como Chaxiraxi desde el año 1392, en el que se ha situado el encuentro de la imagen, hasta que en el S.XV fuera identificada como la Virgen de Candelaria por un guanche convertido por los españoles al cristianismo.
Al principio, el lugar donde se conservó y se le guardó tributo fue la cueva-palacio del mencey Acaymo. Sin embargo, más tarde fue trasladada a la Cueva de Achbinico o Cueva de San Blas en la trasera de la Basílica. Su importancia histórica se debe a que en ella se bautizaron a los primeros guanches que se convirtieron al cristianismo.
Al principio, el lugar donde se conservó y se le guardó tributo fue la cueva-palacio del mencey Acaymo. Sin embargo, más tarde fue trasladada a la Cueva de Achbinico o Cueva de San Blas en la trasera de la Basílica. Su importancia histórica se debe a que en ella se bautizaron a los primeros guanches que se convirtieron al cristianismo.