Reseña: Hombres buenos, de Arturo Pérez-Reverte
Título: Hombres buenos
Autor: Arturo Pérez-Reverte
Páginas: 592
Precio: 22.90€
Editorial: Alfaguara
A finales del siglo XVIII, cuando dos miembros de la Real Academia Española, el bibliotecario don Hermógenes Molina y el almirante don Pedro Zárate, recibieron de sus compañeros el encargo de viajar a París para conseguir de forma casi clandestina los 28 volúmenes de la Encyclopédie de D'Alembert y Diderot, que estaba prohibida en España, nadie podía sospechar que los dos académicos iban a enfrentarse a una peligrosa sucesión de intrigas, a un viaje de incertidumbres y sobresaltos que los llevaría, por caminos infestados de bandoleros e incómodas ventas y posadas, desde el Madrid ilustrado de Carlos III al París de los cafés, los salones, las tertulias filosóficas, la vida libertina y las agitaciones políticas en vísperas de la Revolución francesa.
Arturo Pérez-Reverte en esta ocasión nos introduce en las raíces de la Real Academia de la Lengua Española para desde ahí contar la historia de dos hombres buenos que jugaron una importante papel para conseguir libros en ese momento prohibidos, a pesar de lo que eso suponía.
La narración de Hombres buenos se instala (una parte de ella) dentro de la autoficción. Reverte es, en cierto, modo personaje de su obra, pero de una manera especial. En esta novela, realidad y ficción se cruzan pero sin llegar a mezclarse. Por un lado (la parte histórica), nos encontramos con el viaje de Don Hermógenes Molina y el brigadier Pedro Zárate (ambos miembros de la RAE) y, por otro, Reverte comparte con nosotros el proceso de escritura e investigación que llevó a cabo a la hora de escribirla.
Para alguien a quien la literatura le entusiasma es un placer poder leer sobre el proceso creativo de un escritor con la trayectoria de Pérez-Reverte. Él se convierte en un personaje de su obra, a través del cual nos informa de los pasos que siguió para documentarse y cómo surgió la idea de narrar el viaje de los catedráticos e introduce de esta forma a otras personas conocidas. Se puede aprender mucho del trabajo periodístico e exhaustivo con el que su novela se va construyendo. Sin embargo, no hay que olvidar la diferencia entre el Reverte escritor y el Reverte narrador, por mucho que el hablar en primera persona indique se está refiriendo a sí mismo. Como escritor (como sucede, por ejemplo, en Soldados de salamina de Javier Cercas) introduce un personaje que se llama como él y que actúa como él, pero solo muestra lo que el Reverte escritor quiere, que puede ser cierto o no.
Este tipo de narración introduce a Arturo Pérez-Reverte en una nueva perspectiva respecto a sus anteriores publicaciones. Es destacable la elección del narrador y estructura, pero, también lo es lo que narra. El viaje de Hermógenes Molina y Pedro Zárate, aunque tiene altercados y algún grado de misterio, resalta más por el intercambio de ideas que por lo que sucede. Su travesía se convierte en la excusa perfecta para dialogar sobre los males de la sociedad española del SXVIII y de la esperanza en el futuro, sin dejar atrás algunas tradiciones. Entre ambos, se conocen dos puntos de vista antagónicos que, a pesar de ello, se encuentran a través de los personajes sin llegar a chocar. A través del dialogo se produce la magia de Hombres buenos, es lo que te lleva a seguir leyendo.
El único aspecto negativo que he podido encontrar, es el gran tamaño de los capítulos. Para quienes, como yo, no nos gusta dejar en la lectura una escena a medias, se nos hace complicado (más aún) el una vez empezada la lectura poder parar en algún punto.
Hay una serie de requisitos que (para mí) tiene que cumplir una novela para ser buena: tiene que hacerte pensar, tiene que conseguir que los personajes (estés de acuerdo con ella o no) te lleguen y que después de su lectura (tenga las páginas que tenga) te apetezca volver a ella. Historia y formación de la historia, Reverte nos mete en un juego del que es imposible escapar indemne. No es posible salir de su lectura sin haber reflexionado, sin haber aprendido, sin haberse emocionado. Una vez más, lo ha conseguido Reverte, una vez más, una novela suya se cuela entre mis favoritas y usted entre mis escritores españoles predilectos.