Entrevista a Rosario Raro
Rosario Raro es doctora en Filología. Por su labor como escritora ha ganado diversos e importantes premios y en 2009 fue finalista del concurso literario Virtuality Caza de Letras de la UNAM de México y Alfaguara. Además, es muy activa en internet ya que cuenta con varios blogs. Ahora mismo se encuentra inmersa en la promoción de su novela Volver a Canfranc, que se ha convertido en todo un superventas.
¿Cómo comenzó tu interés por la literatura? ¿Era a lo que te querías dedicar de pequeña?
Así es, desde que escribí mi primer relato —por llamarlo de alguna forma—más o menos a los siete años, me divirtió mucho esa posibilidad recién descubierta de insuflar vida al papel, de convertir palabras en elementos 3D, de observar mucho para después contar lo que me resultaba interesante. Escribir es una forma de vivir en una continua realidad aumentada porque a lo que nos rodea le añadimos muchos significados más.
Cada escritor tiene un método diferente para desarrollar sus novelas, ¿podrías hablarnos un poco del tuyo?
Primero la elaboro mentalmente, por completo. Eso sí utilizo cualquier apunte que me sirva para retener los datos en la memoria: esquemas, mapas, gráficos, etc. Después cuando sé qué va a pasar de principio a fin proyecto esa historia en una pantalla como si se tratara de una película (todo esto lo imagino, claro) y de esa visión la transcribo. Lo que normalmente denominamos escribir, es decir, sentarse ante un teclado o un cuaderno, es para mí transcribir lo que ya existe. Así la página nunca está en blanco.
¿Es complicado que las editoriales acepten manuscritos y se decidan a publicarlos?
Durante más de 30 años me he dedicado a escribir en revistas, a la gestión cultural, a tratar con editoriales, y con otros escritores, conozco bastante estas cuestiones literarias y creo que en este momento lo interesante es que se hagan propuestas que soporten cualquier formato o plataforma, es decir, que tengan la posibilidad de convertirse en productos transmedia, que se adapten a los distintos medios de reproducción de contenidos y que puedan ser a la vez libro, película, música, etc. Las editoriales se deciden por una novela en virtud de la capacidad de identificación y aceptación que creen que pueda tener entre los lectores. Como cualquier otra empresa, tienen que subsistir e incluso obtener beneficios.
¿Cómo fue el proceso de publicación de Volver a Canfranc?
Cuando contacté con quien ahora es mi editora ya tenía bastante avanzada la escritura de mi novela. Le conté en qué estado me encontraba, qué consideraba que aportaba este libro, por qué me parecía que era interesante rescatar los hechos que se narran, y demás consideraciones en torno al tema que trata. Ella me convocó a una reunión en Madrid a las pocas semanas. En ese momento comenzó nuestra relación y a la vez mi admiración hacia ella, y hacia quien me presentó durante nuestro segundo encuentro, la editora de ficción, con quien trabajé de forma, por suerte para mí, muy estrecha, hasta que la historia de Jana Belerma, Esteve Durandarte y Laurent Juste se publicó.
Muchas veces se ha hablado del nazismo, ¿qué aporta nuevo tu novela?
Creo que es un tema inacabable como fenómeno de la condición humana y de los extremos a los que puede llegar. En mi caso me interesaba tratarlo de una forma nuclear pero fuera de escena, es decir, algo así como lo que sucede en algunas películas, pienso ahora en Funny Games de Michael Haneke. En esa historia, el horror está en la habitación contigua, no se ve pero precisamente por ese motivo es más eficaz, más intenso porque cada persona se lo crea a la medida de sus fobias, de sus angustias, de sus miedos más íntimos. No quería describir el holocausto, no soy quién para ello. Además lo que aporta de nuevo esta novela a las historias sobre los fugitivos del nazismo es que sabemos de muchos que se salvaron pero no es tan conocido el hecho de que la puerta a la libertad fue en muchos casos Canfranc, es decir, que huyeron por Aragón.
¿Aún quedan cosas por descubrir de la época de la Segunda Guerra Mundial y del holocausto?
Muchísimas, como sucede con cualquier hecho histórico reciente. Solo han pasado setenta años desde su final. La perspectiva es aún bastante limitada. Sobre los acontecimientos concretos de los que trata Volver a Canfranc ha escrito mucho el periodista Ramón J. Campo. Él es quien más sabe sobre las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial en este escenario. Entre las personas que actuaron así, con valentía, pensando en los demás antes que en sí mismos, también hubo otros en esas mismas tierras: el zaragozano Ángel Sanz Briz, que también ayudó a muchísimos judíos desde la embajada de Budapest. En ambos casos, en el suyo y en el de Laurent Juste —trasunto del verdadero Albert Le Lay y protagonista de esta novela—, se trató de héroes muy cercanos a nosotros, en términos geográficos aunque espero que también lo sean como ejemplos.
¿Cómo fue la participación española durante la Segunda Guerra Mundial?
Primero Franco se dedicó a saldar su deuda con Hitler por su intervención en la Guerra Civil
española. El nuestro fue un país neutral o no beligerante, según la época, pero solo sobre el papel porque el gobierno de España ayudó al ejército alemán muchísimo. Cuando Italia entró en la guerra el 10 de junio de 1940 cambio su posición desde la neutralidad a la no beligerancia. Ese fue el cambio. Además envió a las fábricas alemanas toneladas de minerales estratégicos con los que reforzar su armamento y le facilitó el tránsito del oro por la península ibérica hasta Lisboa. Cuando las fuerzas del eje comenzaron a dar los primeros signos de debilidad, entonces esta postura se entibió.
española. El nuestro fue un país neutral o no beligerante, según la época, pero solo sobre el papel porque el gobierno de España ayudó al ejército alemán muchísimo. Cuando Italia entró en la guerra el 10 de junio de 1940 cambio su posición desde la neutralidad a la no beligerancia. Ese fue el cambio. Además envió a las fábricas alemanas toneladas de minerales estratégicos con los que reforzar su armamento y le facilitó el tránsito del oro por la península ibérica hasta Lisboa. Cuando las fuerzas del eje comenzaron a dar los primeros signos de debilidad, entonces esta postura se entibió.
En los últimos años han triunfado plataformas de escritura online, ¿qué opinas sobre ellas? ¿Son una buena fórmula para que los jóvenes se den a conocer?
Por una parte eliminan intermediarios, son los lectores los que votan y eligen por tanto los textos que más les interesan. Además para los editores son también una buena herramienta porque en algunos casos, cuando se deciden a publicar un libro que ha tenido gran aceptación en Internet ya cuentan con un mínimo garantizado de lectores. No serán estos en todo su conjunto, los que ya lo han leído, pero sí personas con un perfil muy similar.
Mi tesis doctoral trata sobre la escritura en Internet por lo que conozco bastante bien el tema. Como resumen (de más de 800 páginas) puedo decir que después de más de una década de uso de estos soportes para la escritura en nuestro país, aquellos que más éxito tienen son los que no tienen faltas de ortografía, los que sus autores mantienen una actitud más activa con sus lectores y los que obviamente, ofrecen contenidos más interesantes.
En Amazon, por ejemplo, son los propios escritores los que corrigen los comentarios sobre sus libros para dar buena imagen. Y Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, decía la semana pasada en una conferencia en EEUU que estaba dispuesto a cerrar los perfiles que estuvieran llenos de faltas. Al menos eso se ha recogido en distintos lugares aunque cerrar páginas de la red social iría contra la misma esencia de esta aplicación. En cualquier caso, creo que el lenguaje, como instrumento de comunicación que es, tenemos que tratarlo con respeto.
Los blogs también están teniendo bastante éxito y, últimamente, los literarios especialmente, ¿hacen una buena difusión de la literatura desde ellos?
Con la irrupción de estas páginas los tradicionales prescriptores culturales, y literarios en este caso, se han resituado, ya no son solo las páginas de los suplementos de los diarios las que orientan la lectura y por tanto las ventas, hay ahora una pluralidad de voces, y por tanto de opiniones. Por ejemplo, a todos nos sucede que antes de ir a ver una película atendemos al criterio de personas de las que nos fiamos. En mi caso, si le gusta a Carlos Boyero hay muchas posibilidades de que me guste a mí también pero a su juicio siempre sumo el de personas de mi entorno. En el caso de los libros sucede lo mismo.
Hay muchas personas interesadas en la escritura que no se atreven a dar el paso, ¿qué les recomendarías?
Que estructuren aquello que quieren decir, que primero hagan un esquema, que vean cómo contar la historia o escribir el poema, que lo hagan sin pensar en ese momento demasiado en la forma pero que después, una vez lo tengan, lo repasen muchas veces, cientos, si es posible. Si al autor le gusta el resultado es muy posible que también le guste a quienes lo lean.
¿Qué es la escritura creativa?
En este caso equivaldría a literaria, aquella que pretende crear belleza a la vez que traslada contenidos.
Los premios literarios ¿son una buena forma de un escritor para darse a conocer?
Creo que es la mejor manera de que se reconozca el trabajo de un autor. En estas convocatorias se mide el escritor porque opinan sobre su trabajo personas que no lo conocen, que no valoran quién es sino su texto y eso es lo verdaderamente relevante. Además proporcionan estímulo para continuar y sobre todo mucho ánimo. Sabemos que hay alguien al otro lado.
¿Cuál es la herramienta más importante para un escritor?
Creo que la necesidad de contar algo. Cuando ese estado se alcanza todo lo demás se articula en esa dirección.
¿Debe la literatura hacerse eco de lo que sucede en la sociedad para ser su altavoz?
Sin duda. Creo que la literatura tiene que comprometerse con su tiempo y con sus lectores. En el caso de Volver a Canfranc, creo que la manera en que se comporta su protagonista tiene una lectura muy actual, es un inmenso ejemplo muy necesario en este momento en el que estamos bastante faltos de referencias.
¿Qué es lo que hace que una representación artística (ya sea una novela, un poema, un cuadro…) sea buena para ti?
Yo considero arte todo aquello que soy incapaz de hacer, lo que escapa a mi capacidad pero que me conmueve. Cuando tenemos ante nosotros un producto artístico se establece una comunicación directa con el autor, nos situamos en un estado similar, el que nos consigue trasladar a través del tiempo y el espacio, y ese es su enorme valor.
Además de la literatura, ¿qué otras aficiones tienes?
Para mí no hay mejor paisaje que la gente y a estar con mis seres queridos me dedico el mayor tiempo posible. Para mí la amistad es de las mejores cosas que podemos disfrutar.
Para terminar, hablemos un poco de ti ¿cómo te definirías?
Me gusta sobre todo ser coherente y esto para mí consiste en establecer una línea directa y sin interrupciones entre lo que se piensa, lo que se hace y lo que se dice.
¿Tienes algún sueño por cumplir?
Muchísimos, los sueños son nuestro combustible, nuestra razón de ser, lo que nos impulsa a levantarnos cada mañana. Tienen muchísima importancia como motor de nuestra existencia. Respecto a esta novela de la que hablamos me gustaría que se leyera mucho para que la historia de lo sucedido en Canfranc durante aquellos años volviera a nuestro presente y nos sirviera de guía para el futuro.
Muchas gracias por aceptar la entrevista.
Muchísimas gracias a ti por contar conmigo en Red de pensamientos.
Alejandra G.N.